Zapatos de cuero humano para los crocodandies (o Róbate el título pero no la historia)

Coco Drilo se pavonea por el estanque seguro de sí mismo. Sabe que nadie luce como él gracias a sus nuevos zapatos. Seguramente su andar reptíleo sea ahora suficiente para llamar la atención de Coco Drila, notable señorita dueña del estanque, con el verde más verde y pestañas impropias de su especie que, ignorantes de su absurdo, la adornan en una forma especial que atrae a propios y extraños (dícese por ahí que don León se ha fijado en ella, pero sufrió un desplante; de ahí la extensión desproporcionada de su harén).

Se acerca, pues, Drilo a Drila, con un aire altivo y echando las patas por delante para lucir sus nuevos cacles. Una proposición. Su respectivo rechazo: "Ni en sueños".

En efecto, ni en sueños... Porque Coco Drilo era un cocodrilo feo. E idiota. Feo e idiota. Tan feo que no tenía oportunidad con Coco Drila. Tan idiota que se daba el lujo de soñar que se ponía unos zapatos de cuero humano para los crocodandies con el afán de conquistar a una chica, no haciendo caso de su forma de bota, o de su realidad de ser mi par de botas de cuero de cocodrilo para dandies, las cuales calzo para conquistarte ;)

Comentarios