La dictadura de los zapatos

"No es correcto, me dijeron en primaria, equiparar a un zapato con una idea tan macabra. Que si una dictadura es esto, y que también es aquello, pero igualarlo a la moda no tiene nada de bello. Pero maestra testaruda, le dije encolerizado, estos zapatos de lana me tienen bien controlado. Cuando los uso en el frío me obligan llevar chaleco, e incluso a veces abrigo si estamos en el invierno. Por otro lado, usted sabrá que en el calor también los puedo usar, y en estos momentos gritan que lo que debo llevar son pantalones cortos, no los verdes sino otros. Si me pongo algo incorrecto me castigan sin cuidado, apretándome hasta el grado de tenerme suplicando un poquito de piedad, pues no dude ni un instante, de ese grado es su maldad. Mas porqué los sigo usando seguro usted se pregunta, si ya tengo diez añotes, ¿sigo llevando pantuflas? El caso es, mi mu'estimada, que estos zapatos de tela, con agujeta de seda, son regalo de mi padre que ha marchado el muy cobarde cuando de mi se ha enterado. En reproche y rebeldía, lo que ha durado mi vida, no hay otra cosa que tela que en los zapatos he usado. La dictadura que ejerce el calzado en mi persona no es otra que la secuela de un abandono pasado. Con retazos agregados se ajustan a mi persona, y en mi marcan una huella que ha causado gran ofensa".

A la maestra le importó para pura madre e igual lo suspendió por no llevar el uniforme, pero le puso un 10 en español. Bien hecho, muchacho.

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