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Mostrando entradas de junio, 2017

L

Aliterante lenguaje de lontananza loable lejos leve te dibujas, de la pluma levadura. Liberando lacónicas olas, palpitante ligereza, que se abalanzan por lo alto de la mente del lector quien lee tanto la letra ele que loco al final se lee. (¡Pero claro que a sí mismo!)

Just that

What am I doing with my life, might you ask. Well I know but I don't and I think that you won't ever be able to understand that I can't just come back to the time where I lived as a guy without need of finding whatever makes me feel alive once again for a while... What am I doing with my life? Just trying to not fuck up bad.

Hoy no

Tanto me enamoré de sus amargos labios que ya ni la dulzura de tus besos podría retirarme de la imagen de ella. Ni tus frescos abrazos harán sombra al ardiente calor de sus reproches. Pudiera acaso regalarte una gran rosa pero siempre veríase superada por todas y cada una de sus flores. Como ves no es que no quiera porque de que quiero: quiero, pero es cosa que no puedo hasta la fecha borrar de mi memoria su presencia.

Guzla

¿Qué puta madre hago aquí? ¿Qué chingados está diciendo esta pinche gringa? ¿Qué quieren estos cabrones? Llegan en bola, con sus pinches playeras raras llenas de símbolos comerciales, con las cámaras listas para "capturar" un momento que ni siquiera están viviendo, y me convierten en un objeto del mobiliario urbano. Aquí y ahora no soy yo con mi guzla y la música que brota de nosotros, soy un mueble que apenas tiene la posibilidad de un nombre y que sostiene un elemento "cultural" que cultivará a estos cabrones gringos y los hará sentirse elevados. Cuando vuelvan a casa dirán "vimos a un cabrón serbio tocando la guzla, una experiencia hermosa y que abrió mis ojos al mundo y ahora entiendo la vida". No dirán mi nombre, no dirán mi edad, no dirán cómo estaba, porque eso no importa. Lo que importa es "vivir la experiencia". No entienden lo que hago. Yo no entiendo porqué lo hago. Tal vez lo hago por mí. O por ellos. Por ellos y sus malditos dóla

Gone sweetness

Dulce de leche, caramelo de guayaba, ate de piloncillo, helado de macadamia. Era tu dulce persona la perdición de la mía, la falta de tu dulzura es pura melancolía. Y es que a la noche en la cama, pensando en tus dos ojazos de cafecito con leche, la amargura se disipa y la vida es un jarabe, jarabe de mandarina que emanó de ti, mi niña, y vuelve las pesadillas sueños de mermelada. Mas cuando me levanto: veo que no estás a mi lado; me sirvo café sin azúcar, y verduras, nunca fruta. Me haces falta y no lo sabes, ¿cómo es que ibas a saberlo? Si tu sabor engalana los cielos de caramelo.

Gómez Sinpantalones

Ser exhibicionista no es cosa fácil, o al menos no cuando uno busca dedicarse a ello. La técnica correcta debe ser aprendida y dominada y el momento justo ha de ser intuido con justa experiencia. Es por esto que a Gómez le tomó un buen rato llegar a ser maestro de su arte. Comenzó su trayectoria desde niño, el día en que viendo aquel partido de fútbol notó como un hombre saltaba desnudo a la cancha, ofuscando a propios y extraños y paralizando toda acción por un tiempo considerable. Su padre reía, su madre lucía indignada, los comentaristas criticaban a la seguridad del estadio. El pequeño Gómez pensaba. Al día siguiente una llamada de la directora y la justa puteada por haber sido suspendido. "No entiendo qué le ocurrió", decía la madre a su amiga, "seguro fue por ese cochino partido. Con lo que detesto que Martín los vea con el niño ahí..." Llegó el vello y las chicas comenzaron a existir. Los años no pasaron en vano y ahora lograba zafarse los pantalones en d

Go ahead and feel it, fella

Desflema las cebollas. ¿Qué putas es eso? Yo les quito el papelito y espero no cagarla tanto. Desvena el chile. ¡Chupas! Pues yo lo veo lleno de semillas, se las saco y ya fue. Mise en place. La tuya, hijo de la chingada. Pico un ajo que me quedaba a un lado. Carameliza la carne. Qué asco, güey. Le echo poquita azúcar sin acabar de creérmela. Albarda el pollo. ¿Estás pendejo? Acaban de limpiar la pared, a lo mucho le saco un poquito de polvo y se lo tiro encima. Pon el chocolate a baño maría. Ay, chiquita, cómo estará la tal maría. Aviento el chocolate en leche, que así se bañaba la reina. Mecha el cuete. Me lo echas tú, culero. Estoy harto… Monta. ¡A tu puta madre! Me le dejo ir a golpes. En la comisaría trato de explicar la situación pero pareciese que hablo en otro puñetero idioma. Es que estos cabrones no entienden que yo no entiendo nada. Y aun si entendiera que no entender las instrucciones de este pendejo no son motivo suficiente para chingármelo, no entendería porqué fue t

Glitchy

Te voy a glitchar. Sí, lo haré. Buscaré tu manual y haré lo necesario para que te glitches. Al final, quedarás tan glitchada que no te reconocerás, pero seguirás siendo tú (solo que glitchada). Lucirás bien, no te preocupes, y yo te querré más aun. Además, si tengo suerte, el glitch te hará verme con otros ojos y, si tengo suerte, lograrás quererme. Glitch ama a glitch, ¿qué no? ¿qué no? ¿qué no? ¿¿q¿eie¿no'd¿?

Garra

Todas las mañanas le daba los buenos días a Garra. Él yacía en el suelo, como siempre, con los cachetes colgando y la mirada melancólica. Me estiraba y me veía atento. Garra era un buen perro que no era un perro, pues era un suéter. Un suéter que hace un par de años aventé sin fijarme y cayó dando forma a un mastín napolitano que no quise deshacer por un tiempo. Al paso de los días me fui encariñando y pronto se hizo un buen amigo. Llegaba de la escuela y le contaba lo que había hecho. Le platicaba mis aventuras y desventuras. Cuando llegaban las calificaciones él me felicitaba o me reprimía, porque a él sí le importaba. Un día me vio llorar, y hubiera jurado que una lágrima rodó por su mejilla, aunque tal vez era pelusa. Pero a mí me daba igual, Garra era mi amigo. Era. Un día llegó a casa una señora de limpieza, y a pesar de las instrucciones expresas de no tocar nada en mi cuarto, la muy indecente decidió que doblaría a Garra para "ponerlo en su lugar". No pude decir a

Fetiche

Un fetiche es una imagen o figura a la que se atribuye una buena energía que puede obtenerse al poseerla; conlleva adoración por parte de quien le atribuye la calidad de fetiche. Trasladado el término al vasto universo sexual, transfórmase la buena energía en excitación erótica y la posesión en forma figurativa. Una prenda de ropa o una parte específica del cuerpo son fetiches comunes, pero no se limita a esto, pues puede responder incluso a una situación particular. He conocido a quien tiene por fetiche las bragas usadas o el aroma de las manos. He sabido de fetiches más específicos, como el de aquella mujer que se excitaba con los hombres de pelo rojo que leían un periódico en alguna banca del parque local. Hay de todo, y no se es malo por tener un fetiche. Mucho puede hablarse del tema sin agotarlo pero pronto se hace tedioso. Hay más fetiches que entendimiento humano. Por tanto, vale terminar con la mención de que todos tenemos uno. Sea simple o complicado, nadie se esc

Estudio sobre lo que pienso al escuchar una determinada canción 1

Cuando comenzaste a tocar la guitarra pensé que serías el artista eventual que solo toca para impresionar a otros. Tu posición, sin embargo, me hizo sospechar. No alzaste la cara para ver a tu público (dos o tres muchachas), sino que la agazapaste y dejaste que el cabello te tapara los ojos. "Segura artimaña", pensé. "Querrá generar un halo de misterio para luego levantar el rostro triunfante en el momento cumbre". Afinaste un poco la guitarra, y comenzaste a tocar. Bastaron apenas diez notas para darme cuenta de que no tocabas por tocar. En verdad te dolía algo... Tan es así que a mí también me dolió, al igual que a los que se agregaron. Nunca alzaste tu cara, y terminaste de tocar sin acaso percatarte de cuántos se habían reunido a tu lado. Casi todos adivinamos alguna lágrima bajando por tu mejilla, pero nunca la vimos. ¿Qué te duele? Me pregunto. No lo sé, pero duele mucho... Nota: Sous le draps es la canción.

Estudio cíclico "Dormilona"

Hay veces en que, mal sentado, se te duerme la pierna. Sobre todo ocurre en las pantorrillas. Menos comúnmente, en las manos. La explicación es simple: una falta de circulación sanguínea en la parte afectada es lo que provoca la tremenda sensación de hormigueo. Hasta aquí todo bien, la cosa es intuitiva y a todos nos ha pasado algun vez. Lo que cambió el día de hoy, al menos para mí porque no sé si a alguien más le ha pasado, es que se me durmió fue el cerebro. Ahora, un médico podría opinar que corrí peligro ante la falta de circulación en esa zona del cuerpo, pero los insto a que no se preocupen. Fue apenas un poco, apenas lo suficiente para sentir el hormigueo. Además, fue planeado... Lo planee mientras escribía esto, ante el deseo inminente de experimentarlo. La técnica para conseguir la falta de circulación sanguínea fue similar a la forma de acceder a ella en otras partes del cuerpo: el aplastamiento. Un aplastamiento que conseguí por medio de la planificación de este final:

Él y Ella y Él

“Mírame a la cara”, exigió él con tajante tono. Preguntó ella para qué. No lo sabía, pero quería que lo viera. Trabaron miradas y la respiración de los dos se coartó de repente. Acompasados, mantuvieron el contacto por espacio de apenas unos segundos que se sintieron como largos años. Tiempo suficiente para darse cuenta de porqué les hacía falta verse así. Si bien no se amaban, sí se respetaban, incluso lo suficiente como para decirse adiós sin despedirse realmente. Un par de maletas, un boleto de avión a un destino variable, “au revoir” en el andén catorce. “Mírame a la cara”, exigió ella con tajante tono. Preguntó él para qué. No lo sabía, pero quería que la viera. Trabaron miradas y la respiración de los dos se coartó de repente. Acompasados, mantuvieron el contacto por espacio de apenas unos segundos que se sintieron como largos años. Tiempo suficiente para darse cuenta de porqué les hacía falta verse así. Si bien no se respetaban, sí se amaban, incluso lo suficiente como par

El robot bailarín (o estudio de Gl1tCh73r47ur4)

¡Que he bailao’ con un robo’, te lo digo! ¡Pero vamo’, tonto, que lo’ robo’ no bailan! ‘Ete sí que ha bailao’. Habrás soñao'... Que no he soñao’… ¿Y cómo bailó el robo’? Pue’ como yo; me imitaba. Ah, mira que conveniente. ¡Que e’ verdad! Bue’… Te creeré si me dice’ cómo se llamaba. Igual que yo. Ya ‘eto es demasiao’ so’pechoso… (Aparece el robot) S1 qu13r35 b41l0, h1j0 d3 pu74… (Se sosprende) No, que ya no hace falta…

El regalo

Tras mucho pensarlo, caí en la cuenta de que un monito haciendo sus necesidades no sería el mejor regalo. Ni la estampa con la sonante grosería. Probablemente ni siquiera era buena idea comprarte el ajedrez con temática divertida—no sé si te guste el ajedrez—.Tampoco te conocía muy bien. Todo lo contrario, diría yo, pues recién te estoy conociendo. Me topé contigo en ese momento en que tus ojos se posaron sobre mi obra. La viste con curiosidad y no supiste bien cómo reaccionar a ella. ¡No entendías bien de qué trataba! Tu ceño fruncido me indicó que al menos te estabas esforzando por entenderla… Ya le interesó, pensé hacia mis adentros. Para mí eso bastó para que fueras de mi agrado. No sabes cuánto se ignora mi trabajo. Luego pasó un poco el tiempo y te acostumbraste a lo mío. Tal vez incluso sospechabas mis intenciones, y eso te hacía de mi interés (aunque debo admitir que si no lo tenías claro todavía me causarías algo más de simpatía). Te enteraste de lo que yo quería y so

El pendejo que se murió por idiota

Fatídico, le sobrevino un último latido y el correspondiente suspiro. El rictus de su rostro revelaba que tal vez no había valido la pena, o bien, todo lo contrario. Yacía su torso en la mesa acompañado de un par de botellas y una docena de cajetillas vacías cuando la policía entro por recomendación de un vecino. Encontraron su cuerpo desdichado aún con un cigarro en la boca. Hojearon sus notas con poco cuidado y solo uno opinó algo, pero no se atrevió a decirlo. “Definitivamente somos más salvajes”, pensó. Dieron parte y volvieron al trabajo. El cuerpo fue velado por unos pocos y no iba a ser extrañado pasado el entierro.

El pacto

“Te digo que no”, espetó hastiado el buen José. “No es que ya no confíe en ti, sino que es algo que prefiero reservarme”. Su amiga, de mala gana, dejó de chingar. Al menos momentáneamente, pues a los pocos minutos otra vez insistía. “Por favor… ¿Qué tan malo puede ser? Cuando yo hice el pacto te dije lo que ya había pedido”. En verdad, ella le había contado que pidió ser trilingüe cuando invocó a Satanás. Ahora él lo había hecho, aunque no sin cierto escepticismo. Siguiendo al pie de la letra las instrucciones que ella le había dado, un primero de noviembre a la medianoche se encerró en su habitación habiendo cubierto el techo con una manta negra. En una mesa de tres piernas que acomodó en el centro puso dos velones negros, y entre estos dos un cráneo humano, el cual convenientemente compró al velador del cementerio. Acto seguido procedió a desnudarse por completo mientras tocaba el cráneo y recitaba la oración especial que consistía en maldiciones y negaciones de las divinidades, ase

El infierno es placer

¿Tú le temes al infierno?, le preguntó ella a él. Con rostro desencajado, "no sé bien qué responder". Es que me dijo mi madre, algun día que no recuerdo que es el temor al infierno el más sucio delator. Pues quien en al infierno teme al pecado no lo vence y va por la vida siendo un mocho de lo más peor. Las caricias son malignas, el orgasmo es Lucifer, y al placer nunca se entrega este aborregado ser. Si tú temes al infierno y contigo yo me quedo, ya me lo advirtió mi madre, sin una cogida muero. "Sí le temo, no te miento, amor mío del mundo entero, pero el sexo es cosa aparte muy lejano del infierno". A ver, ¿si me pongó un strap-on con un pene bien cosido y te atoro por detrás tapándote bien el hocico? Él se levantó y se fue asustado por la imagen. Ella se quedó sentada alegre de haber notado que no era más que otro mocho que no le daría placer. Ya se lo decía su madre al infierno no temer, porque al infierno el pecado y el pec

Un mal día

Ganar tan seguido también cansa, y eso es lo que muchos no terminan de entender. Con más frecuencia de lo que te puedes imaginar se asume que porque todo me sale siempre bien debo ser una especie de ser incapaz de sentirse insatisfecho. No me malinterpretes. Es agradable que todo te salga como quieres, pero al final del día sigo siendo un ser humano y me gustaría experimentar algo más… Me gustaría que las cosas me salieran todas mal para variar. Sería genial que por un día no encontrara dinero en la calle, o que no me pidiera mi número otra de tantas dependientas hermosas de la ciudad, o que tal vez no me dieran un aumento… Quisiera pisar caca de perro, que me bateara una muchacha, o incluso que me despidieran. Regularmente anhelo este tipo de situaciones, pero por alguna razón no soy de esos. Es por ello que cuando me enteré de los servicios de “Un mal día“ no lo pensé dos veces y llamé. En la linea me atendió una señorita bastante amable quien con premura me comentó de los paque

El enemigo

A mí no me vengas a hablar de tus enemigos, a mí háblame de tus empatías. Porque no hace falta ver de cerca para notar que te sientes atacado y solo eso. Nadie te ataca. Pareciese que te atacan pero poco hay de eso. Esa persona que te acosa y busca destruirte no trata de hacerte un mal, sino de hacerse un bien. No es tu enemigo, es una persona con un propósito que resulta que te afecta, pero no hace falta decir que es tu enemigo. A mí no me vengas a hablar de tus enemigos, a mí háblame de tus empatías. Porque en tus empatías te puedes transformar a ti mismo y al mundo, y en tus enemigos solo te encuentras contigo mismo. Contigo mismo sintiéndote oprimido por tu medio y por los que lo conforman. Si vieras que el medio no está en tu contra tal vez serías más ligero. Te liberarías de la imagen del enemigo y aflorarían tus empatías. A mí no me vengas a hablar de tus enemigos, a mí háblame de tus empatías.

El costurero

Abogada, fue su respuesta. Hizo un esbozo sobre sus funciones en el despacho, viéndose satisfecha con la reacción del otro. Aquel ensayó una suerte de impresión positiva e indagó un poco más sobre su trabajo. Ella añadió un par de cosas y concluyó. La cita había sido arreglada por sus amigos; ellos pusieron la fecha. El restaurante en el que comían era uno poco concurrido en el centro. Ellos platicaban. La química lucía forzada, aunque suficiente como para prolongar la charla más allá de los primeros minutos. Era el turno del otro para responder. Sus ojos bajaron por un instante antes de empezar a hablar. Soy costurero. Ella sonrió extrañada. Me especializo en remendar. ¿Tela? No precisamente. ¿Entonces? Soy costurero de sombras. Ella se esforzó por no reír: era el oficio más peculiar que había escuchado en su vida. Pidió una explicación, y él lo pensó un rato antes de responder. Desde niño encontré que tengo una especial habilidad para remendar sombras. Lo descubrí con mi desaf

Desvarío por culpa tuya

En verdad tanto te quiero pedacito de alcaborba que cada vez que te miro mi corazón se ablotona. El mero recuerdo tuyo que inunda todo mi artoro. hace renacer caliente un sentimiento de anolo. Cada día te haces patente, como ves, mi albacatarga en el cariño sincero de este loco anaramalva. No importa el desvarío que tu amor me anabadira si puedo soñar contigo y darte un beso en el día.

De Luis y su candelabro

El golpe seco cimbró el departamento. En otro momento eso hubiera alarmado al vecino, quien hubiera subido para quejarse del escándalo. Pero no era el caso, pues todo mundo se había ido de vacaciones. Solo Luis estaba en casa. El pobre diablo no había podido salir porque tenía trabajo. Ese maldito trabajo que le quitaba la vida, pero que le daba para vivir. Su novia, tan afín a él en otros tiempos, ahora se encontraba haciendo sus cosas, harta de él y los años que llevaban juntos. Tampoco sería ella opción para ayudarle. Sus padres no lo visitarían sino hasta el próximo fin de semana. Su gato, finalmente, era un completo inútil. No alcanzaría el teléfono, ni sus gritos alarmarían a nadie a más de cuatro pisos hacia abajo. Estaba condenado a permanecer ahí hasta poder moverse de nuevo. Caprichosa es la salud, pues casi no avisa y solo se debilita de pronto. Asustado al principio, Luis trató de calmar su respiración y pensar en lo que estaba pasando. Tropezó y cayó, solo sintió un l

De camiones y amorcillos

Dicen que el amor de camión es de los mejorcitos, y doy fe. Rápido, sencillo, intenso. Es fácil darse a él porque tiene caducidad inmediata y no lastima a nadie. Sabemos que uno de los dos bajará en algún momento y ambos seguirán su camino, superándose en cuestión de minutos y habilitados para un nuevo amor, de similares características, en su próximo viaje. Dicen que el amor de camión es de los mejorcitos, y doy fe, pero agrego algo. De los mejorcitos amores de camión es el que no es el de uno mismo. Doy fe porque hoy lo vi y lo sé. Vi cómo ella lo veía a él, un asiento adelante en la fila contraria, diagonal suficiente para verlo de perfil, y él a ella de lleno pero solo si volteaba, lo cual hizo por vez primera cuando se sintió observado y la atrapó con el límite de la mirada. En ese momento, pude verlo, nació el amor de camión. Las miradillas furtivas se fueron haciendo cada vez más obvias, sobre todo las de él, quien de pronto se había perdido y no sabía dónde estaba, teniend

Dalia

Soñé que te amaba soñe que me correspondías soñé que esta noche en verdad existías. Despierto y recuerdo que no eres más que eso apenas un sueño ni acaso un memento. Porque amar es peligroso casi tanto como jugar al frisbee con nopales.

Cuestión de nombres

Julio César se dio cuenta de que su vida se destinaba a ser un desastre el día en el que el profesor reconoció su nombre. "Me gusta tu nombre... Julio César. Fuerte. Valiente. Es un nombre con carácter". Él se sentó y pensó. Nunca antes le habían dicho algo así, y ahora su nombre lo asociaba con el gran Julio César. No cabía duda de que una conexión de semejante naturaleza lo obligaba a llegar lejos. Sin embargo, se sabía un poco inútil. Un simple comentario orilló a Julio César a recordar todos sus fracasos de una. Cómo aprendió a hablar hasta los cuatro años, a ir al baño hasta los cinco, a atarse los cordones hasta los diez. Siempre lento y medio fracasado, iba por la vida sin pensar mucho en ello hasta ese día. El giro que dio la vida con lo que le dijo el profesor le aseguró un día amargo, y luego, una semana, un mes, una vida. Por su parte, Julio a secas, el nunca reconocido vecino de Julio César que siempre fue un poco más idiota que este último (habló a los cinco,

Crónica de un baño

Algo que me ha enseñado la vida es que da muchas vueltas. Y otras chorradas de ese tipo, pero no  importaba en ese momento. Vaya, que ni siquiera pasaba por mi mente. Yo solo sabía que me estaba cagando. Naturalmente, entré al primer servicio que se me cruzó en frente, y fue así como me dio abrigo una biblioteca. Ya aliviado de la opresión inicial, saqué el teléfono y me dispuse a perder el tiempo. Pantalones abajo, el trono ya tibio, los codos en las piernas, la mirada clavada en el aparato (electrónico, para dejarlo claro). Estaba cómodo, pero no duraría demasiado.  Lo siguiente fue una noticia. A veces las noticias son gratas, y a veces no. En este caso no lo era. “Gonzalo Estrada se escapó de prisión”. Puta madre. Traté de respirar profundo, pero no fue la mejor idea. Me limité a calmarme con un masaje a la sien. Se trataba del más famoso asesino de los últimos años. El tipo era conocido por su brutalidad al ejecutar a sus víctimas y su habilidad para acorralarlos en sitios ce

Contradicciones

La contradicción es tan mala que es buena (pregunta a quien quieras y te dirá que no debes contradecir). En la contradicción se comunica lo que debe ser comunicado de una forma rítmica y cadente, agradable a los ojos y, en ocasiones, sabrosa para la lengua que lee. Funciona porque funciona apenas, pero funciona bien. Sirviéndose de la aliteración para marear en primera instancia, obliga una segunda, una tercera, y hasta una cuarta lectura. En ese apenas funcionar, la contradicción comunica el núcleo de lo que comunica, sin desviarse tanto dentro de sus fronteras, pero desviándose muchísimo por fuera. Toma lo que sirve de afuera y lo mete al tema, sacándolo luego de tajo para que funcione sin contaminar. Contradiciendo se logra dejar algo bien claro, porque vuelve inevitable la reflexión. Contradicción es privar al receptor de la posibilidad de la información digerible. Contradecir no está mal, pero debe hacerse bien: las contradicciones contradictorias no funcionan apenas.

Con todo y palabra inventada

Me he preguntado mil veces si es un roto corazón algo malo o algo bueno. Normalmente quedo neutro pero ahora que bien lo pienso corazón roto no es otro que el designio de un dios bueno. Un dios bueno que permite sentir en la fría amargura y en la soledad nocturna historias de buena hechura que con muy buena fortuna recobran la compostura de los corazones rotos que topan con el producto de un muy lejano colega que sufre junto a la orquesta que los malamores dejan.

Cogemos y nos amamos

Cogemos y nos amamos en este mundo jodido. Primero el uno, después el otro. Primero el otro, después el uno. A veces juntos o bien ninguno. Con otro o con uno, ciertas veces con ninguno. Con el mismo, también cambiando. Hay quien cogiendo está enamorando. Otros cuando aman es porque cogen, mas los que cogen no siempre aman. Cogemos y nos amamos en este mundo jodido, entre otras cosas: para estar vivos.

Chile-Limón

Un día al limón le dio por ya no ser agrio. Al principio no daba crédito cuando le exprimí una mitad a mi fruta y se supo a picante. Por supuesto pensé que era ese limón en particular, así que tomé otro. Repetí la acción y una vez más el picor estaba ahí. Me molesté y fui a reclamar a la tienda; solo entonces me quedó clara la dimensión del problema. Las calles, otrora normales, veíanse atascadas de gente indignada, todos gritando y reclamando que les habían arruinado sus comidas. Algo tímido, me incorporé a una de las multitudes y adopté el grito de guerra. En realidad era poco lo que me importaba, pero ya me habían contagiado. Pasaron varias horas antes de que, de entre la multitud, surgiera alguien con un poco de seso: ¡Oigan todos!, dijo el insulso, ¿y por qué no exprimimos un chile a ver qué pasa? Fue vitoreado y alzado en brazos. Por ser él el artífice de la idea, se le dio a él el chile que habría de ser ensayado (un morita). Efectivamente, el chile no sabía a chile, pero tamp

Albah euq orrep

Mira, no me molesta que me hables. Por supuesto que me gustaría platicar contigo, no pongas esa cara. Solo necesito que lo entiendas… Sabes que estoy en un momento complicado. Estamos. El trabajo no anda bien y lo notas en la comida. Sí, sí me di cuenta de que no te terminaste el plato. Pero no te culpo, eso es puro plástico. Ella nos dejó… Sé que también te duele, se llevaban muy bien. ¡No! ¿Cómo va a ser tu culpa? La renta se vence pronto… No creo que quieras que volvamos a pasar la noche con mis padres, ¿verdad? Lo suponía. En fin… No estoy enojado porque me hablaste, pero me molesta que de todas las formas en que me pude haber enterado de que hablas, fuera por el comentario sarcástico que hiciste de mi corbata. Pero está bien, te disculpo. Vamos a pasear. ¿Quieres la correa? Vale.

Chaparrez, ni tanto

Podrías medir lo que un dedal. Pero no lo haces. No sé si porque no quieres o porque no puedes. Pero no lo haces. Mides más que dos agujas, una encima de la otra. Mides más que una botella. Mides más que algunas sillas. Mides más que un escritorio. Mides más que el abalorio. En tiempo mides lo mismo que todos:  cerca de medio segundo. Podrías medir lo que un dedal sin embargo mides más.

Carta para ti

Lo que me hace considerarlo es pensar que no me piensa. Casi como si le importara poco. Pero el hecho es que ya no le importa nada. Aparentemente algunos años no fueron suficientes para lograr hacer una buena impresión en su memoria. Una impresión duradera. Lo tosco de estas líneas delata mis intenciones. He dejado para otro tiempo los nexos elegantes. El punto y la coma son ahora mis aliados. No puede serlo de otro modo. Pondré uno de ellos a mi vida. De mal que suena, lo es poco en verdad. Si me conoces, sabes que no he pensado en esto más que con fines literarios. La verdadera intención se ha ocultado, esperando el momento adecuado. Puede ser ahora. Mi corazón no aguanta ya, quiere salir de aquí. Quiere salir de este cuerpo. Quiere salir de este mundo. Quiere proyectarse al infinito. A un infinito en que ya no puede marchitarse. Opciones no hay muchas, y las que hay son conclusivas. Puedo dar punto final y despedirme. Puedo detenerme una coma y continuar luego. La p

Carta 3

Esa última vez que me dijiste adiós pensé que era la típica despedida temporal. Nos volveríamos a ver por la noche, y ya con nuestros días a cuestas sería fácil perdonarnos. Una pelea tan idiota debería durar cuando mucho un día. Sí, ese era mi plan. Pero no volviste. Decidiste tomar la bifurcación que te llevaba a la casa de ese idiota. Decidiste que era mejor idea ir con él que volver conmigo. Ni cinco años de casados te dieron una pista sobre lo que te esperaba. Ni siete años de estar juntos pudieron avisarte de la cena que te había preparado. Ni diez años de conocernos pudieron darte a entender que ibas a romper mi corazón al no volver esa noche. Ni trece años manejando te salvaron de ese auto que venía en sentido contrario. Ni todos tus años de vida valieron para un carajo. Seguimos peleados y así se quedó. Ahora la cena siempre estará fría. Gracias por todo. JMGC

Carta 2

Las hermanas Bolonia no son putas por serlo. Debe haber una razón. Digo, de a gratis no te cenas a diez hombres, ¿o sí? Un día tomé valor y le pregunté a una. Tras un par de brinquitos en su lecho me dejó exhausto y ya ni supe si me contestó. Otro día le pregunté a la otra y también me hizo olvidar la empresa. Hay quienes dicen que las sexualizaron desde niñas. Otros dicen que eran monjas. El mito más aceptado es que mientras una hace lo suyo la otra husmea las pertenencias de la víctima, aunque realmente nunca ha habido quien reporte el robo. Personalmente, creo que simplemente lo disfrutan. Que nada de malo tiene, no. Simplemente es curioso. Me detengo ahora porque me hablan los otros nueve. Saludos, JMGC 

Carta 1

De haber sabido que me ibas a hablar me hubiera preparado, ¿sabes? No fue precisamente encantador que olvidara mi nombre. O que te tirara el café encima. Tampoco me gustó mi reflejo de limpiarte. Evidentemente no fue correcto toquetearte. También siento mucho haber detenido tu cachetada (debería dejar de ir a esa estúpida clase). No sabes cómo me arrepiento de haberte roto la muñeca, espero que entiendas que solo fue un reflejo. Si puedes perdonarme también que te derribé sería bueno. Espero que me entiendas y sepas que no soy un mal tipo, solo estaba nervioso. Ojalá que te mejores pronto. P.D. Por cierto, me ibas a pedir la hora. Eran las tres con veinte.

Carmen

¿Quién era? Carmen. Porque solo con ella hablo, porque solo a ella le importo, bien tú sabes que si es otro no contesto la llamada. Ella me sabe escuchar, ¿cómo no la voy a amar? En la adversidad mi roca, mi faro en la tempestad. No me siento solo nunca mientras esté aquí a mi lado, viendo mi barco varado sale de prisa a mi busca. ¿Quién era? Carmen. ¿Quién más?

Cámara

Le azotó las nalgas con la palma bien abierta y el grito sonoro del director resonó por todo el lugar. “Necesito que seas duro, ¡pero no chingues!” La chica se sobaba con un gesto de dolor mientras el actor seguía siendo reprimido. Yo aproveché la oportunidad para reposar un poco. Es cansado trabajar en la industria de la pornografía, pero tampoco me gusta quejarme pues no me va mal. Me tienen grabando medio día solamente, y descanso en horas decentes. No me tratan mal, y al contrario son bastante considerados todos conmigo. En las contadas ocasiones en que se ha trabajado hasta muy tarde alguien ha pensado en mí y me ha tendido una mantita. Lo cansado, al menos para mí, es ver siempre al sexo de cerquita. En lo que a mí concierne, el amor entre un hombre y una mujer bien podrían reservarse para lo íntimo, y no veo necesario exhibirlo tan de cerca. Hay un mercado, no obstante, que disfruta esto, y realmente no los juzgo. Tal vez yo también consumiría si no estuviera en mi situ

Café

Amo la vida, amo el amor: amo el café. Negra bebida de tez amarga, hazme olvidarla sé mi esperanza. Sabor fuerte, esperanza extraviada. Sé su reemplazo, desplaza a mi amada. Me pierdo en la taza. Me pierdo en tu olor. ¿Qué es lo que espero? Tal vez tu sabor. Ven y haz lo tuyo, despeja mi mente. No sé que espero, si ya no soy fuerte. Hazme el amor, como lo hizo ella, a mis sentidos, a mi corazón. Amo la vida, amo el amor: amo el café.

Brevoda al 21 de marzo

Cada cual en sus trincheras que tome pluma y papel, que cada poeta en su casa se reúna con el tropel. Vuelen versos y cadencia en el orbe literario para celebrar sin pena la poesía y su aniversario. Yo con tres versos sencillos libro bien la apostasía dedicando una letrillas: ¡día mundial de la poesía!

Betty

De haber sabido que al fin y al cabo íbamos a terminar compartiendo, me hubiera tomado menos tiempo hacerme a la idea de que Alejandro no es solo mío, sino también de Betty. Después de quince años casados, difícil sería que él siguiera teniendo ojos solo para mí. Aunque dicho sea con toda honestidad, al principio pensé que ella era lo que se dice: un pasatiempo. Si alguien me hubiera dicho que progesaría hasta donde estamos hoy no lo hubiera creído. Betty no es fea, he de admitirlo. De hecho, es bastante bonita. También es joven. Mucho más joven que yo. Mi marido la vio por primera vez en el centro comercial y babeaba por ella aunque yo estaba a lado. No presté atención porque apenas me molestaba que viera. Pero desde ese día su ansia por ir a ese lugar me hizo sentir rara, aunque lo justificó diciendo que nos hacía falta salir más a estar entre la gente. Concedí, pero estaba equivocada. El día que los vi llegar juntos hasta el porche de nuestra casa no pude hacer otra cosa que son

Batalla nocturna contra el enemigo despiadado

Comienza la batalla y se apresuran los soldados. Diez unidades apenas, cobijadas por el manto de la noche, recorren el campo de batalla en busca de una victoria sobre el enemigo, quien por cierto no da tregua pero cede poco a poco. Cada golpe es un avance, pero un cierto punto del campo de batalla no es más que un retroceso. De fondo, un himno melancólico que busca apresurar a los combatientes, quienes se detienen por cada vez más tiempo mientras más terreno ganan. La música cambia y los valientes pueden continuar por otro camino, pero sin lograr avanzar demasiadas líneas enemigas. Finalmente, puede decirse, escribir es la más compleja batalla, y la hoja en blanco el enemigo antinómico más despiadado. Obliga al comandante estratega a enfrentarse consigo mismo.

Algo falta

Pensaba que no habría nada más triste que cambiar la cama grande por una pequeña, pero la vida me demostró lo contrario cuando tuve que vender la cuna.

¡Hola!

Gato pinta un garabato y se dice gran artista. Perro canta una canción y se las da de tenor. Yo escribo un breve poemita juro que soy escritor. Todos locos y chiflados pero bien acompasados a ti honorable lector un gran saludo mandamos.