Un alma indomable

"Lo siento, cariño, pero yo soy así y no hay nada que puedas hacer al respecto. Disfruté mucho el tiempo que estuvimos juntos pero ya me aburriste y necesito nuevos retos. Dolerá, te lo advierto, pero debo decirlo así para que no quede lugar a dudas ni especulaciones futuras: eres una más. Sí, tal cual. Eres una más del montón. No quiero que creas, sin embargo, que no te amé, porque vaya que te amé. Pero te amé como antes amé a muchas y como, espero, seguiré amando a otras tantas. Soy un alma libre y no creo que nadie pueda mantenerme atado indefinidamente, ni siquiera tú. Así que lo siento mucho, pero me voy. Si me ves haciendo maletas es porque las estoy haciendo para marcharme. No hay nada qué entender, no es culpa tuya haber caído en mis garras. Cúlpame lo que quieras porque sí es mi culpa, pero no me odies. Mejor siéntete feliz por lo nuestro. Lo que sea que haya sido", dijo él. "¿Alguna pregunta, cariño?"

"Solo quisiera saber una cosa", respondió ella. "¿Por qué después de cuarenta años?"

Se cerró la puerta y se quedó sola. Recorrió la casa con la mirada. Volver a empezar se veía complicado.



Manoir de mes reves, Django Reinhardt
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