La última decisión

Fue la mañana de ayer que comenzó a sentirse extraño. Solo salí a caminar y ya me veía algo triste. Pensó que sería buena idea atribuir estos achaques a la edad. No soy demasiado viejo, sino todo lo contrario. La cuestión era encontrar una causa. Sin causa, creo yo, no hay solución.

Hace tres días se llevó a cabo el examen de adultez, obligatorio para ciudadanos que cumplen veinte antes del fin de año. Lo pasé sin complicaciones; mis padres presionaron bastante desde que cumplí quince. No era algo demasiado complejo. Solo un par de exámenes y una prueba de aptitudes. La gran mayoría de los jóvenes odiaban el examen hasta que lo hacían. Una vez que termina no se ve tan mal, supongo.

Sus pasos lo arrastraban con un ritmo pausado hacia la oficina de asignación de empleos. Cada cuadra recorrida me hacía sentir un poco peor. Primero, una leve náusea. Un mareo me invadió faltando pocos metros para llegar al horrendo edificio gris. Atravesó la puerta y tomó su lugar en la fila. Una chica delante de mí me vio un poco mal y trató de conversar conmigo. Se tranquilizó un poco, pero no demasiado. Al menos era bonita y conseguí su número.

El proceso no era largo, y en apenas una hora tuvo asignado un empleo. Un trabajo de oficina; no es mi sueño, pero podría ser peor. Su edificio estaba en el sector C, a unos cuantos edificios de donde comenzó a trabajar su padre. El viejo está orgulloso de que seguiré sus pasos. Teme decepcionarlo. Tal vez no es lo que quiero y lo haré mal.

Se siente extraviado. El mundo no tiene sentido. Se cuestiona si es válido vivir si uno no puede decidir. La adultez es un absurdo. No cree que tenga que afrontarlo. ¿Y si no quiero trabajar? Le parece casi intolerable seguir vivo. Pero es como es, a menos que cambie algo. Un pensamiento cruza por su mente. No elegí comenzar a vivir, pero puedo elegir dejar de hacerlo. Una última decisión se permitirá en la vida. Lo que decida, a partir de hoy, me definirá por siempre.

Lo piensa una y otra vez. Será lo correcto si me convenzo de ello. Sopesa la decisión con múltiples moralidades. No es fácil, pero debe ser ahora. Se hace tarde para el trabajo. Si no me apresuro podría arruinar ambas opciones. Determina algo en un último instante. Es suficientemente claro, por lo menos. Terminará con su vida. Terminaré con mi vida.


Se ajusta la corbata y se va manejando rumbo a su nuevo empleo.

Comentarios