Waithood

 Ya no tengo suerte con los camiones. Antes llegaban a los pocos minutos de esperar en la parada. Rápido. Pero desde que murió mi padre pareciera que perdí algo más que eso. Se llevó mi buena fortuna (o tal vez se fue con ella, si es que no es culpa suya sino de la vida).

Espero como se espera, disfrutando de la soledad colectiva. Me pregunto si será la mala de alguien que me sigue, o de alguien con quien coincido desde ese día. Pero echo un vistazo y cotejo con mis memorias y no, soy yo. No cabe duda. Inspecciono el horizonte y solo veo autos que vienen. Siento que se burlan de mi espera, o de mi sufrimiento. No entiendo porqué nadie luce desesperdo, parece que se resignan a morir ahí. Trato de leer pero no puedo, solo paseo la mirada por la hoja sin entender nada. Es entonces cuando al fin escucho el motor y ha llegado. Reviso el reloj, no han pasado tres minutos.

Preparo el Pagobús y subo. Saludo al conductor y tomo asiento. Cierro los ojos y respiro profundo. Recuerdo que mi papá no ha muerto, que no creo en la suerte, que nunca me fijo en los rostros. Recuerdo que tengo ansiedad. Recuerdo el descontrol a lo largo de mi vida. Recuerdo la espera, ya no se siente eterna, cada segundo es un segundo. Me pongo los audífonos y me encierro en mí mismo de nuevo.

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