Seguimos jugando a ser grandes

 Solo que ajustamos nuestra mangas

pagamos por la bastilla

o la hacemos


comemos sin salpicarnos

sin usar la ropa como servilleta


hablamos desahogando un llanto

o desconteniendo una risa


nos sentimos inmortales

aunque pagamos seguros


tememos las reprimendas 

de arriba

si descubren por error nuestro

nuestras travesuras


pretendemos 


y pedimos abrazos

(casi nunca con voz propia)


tememos

a la falta de claridad

a estar solos en la calle o donde sea

al coco


hacemos lo necesario para seguir vivos.

Comemos la sopa.


Seguimos jugando sin medir más de tres metros.

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