SON LAS 5 AM, NO CARGA LA PÁGINA QUE ME DIRÁ MI TAREA Y ESTOY MEDIO AL PEDO (Y ME GUSTA DËNVER (ALGUNAS ROLAS))

Por alguna razón hay una cantidad de gente que en los comentarios de este video dice que se presenta una violación. Una violación. ¿Una violación? Me parece que esto es consecuencia de lo acostumbrados que estamos a que el contenido audiovisual lo diga absolutamente todo desde el video y deje al sonido como un complemento cuasisecundario. Yo no veo una violación.

Si atendemos solamente al video, tenemos algo más o menos críptico. Si atendemos solamente a la canción queda claro, pero limitadamente. La armonía video-canción dibuja una imagen excelente sobre el precio de la excelencia que nunca he visto en una obra de tres minutos (múltiples películas y libros hay, pero no videos de canciones).

Empezando, el video abre con un punto esencial: no existen justificaciones. Llegas tarde, está mal, no importa porqué haya sido. La excelencia no conoce razones, tienes que estar ahí cuando debas estar. Partiendo de esto, lo demás cobra sentido fácilmente.

Justo después el exquisito bajo abre la puerta a un entrenamiento en el video, y es donde la canción toma la voz cantante (sick) y abre el espacio de posibilidad para la interpretación del punto neurálgico: el entrenamiento es jodido pero imprescindible (este es el costo bruto de la excelencia). El entrenamiento es de gimnasia, pero es solo la excusa para llevar el mensaje, porque en realidad todo entrenamiento es una mierda. Toma tiempo, energía, es una chinga. "Los valientes saltan los primeros, broncearán sus bíceps en el fuego, entrenando un semestre entero". Hay competencia, quema, nada es light ni cool, toma tiempo y sales a matar o morir. Los cadáveres entre los nuestros son los que murieron en el camino, aquellos cuyos cuerpos no soportaron la presión.

El coro en la canción y en el video continúa con el entrenamiento dirigido hacia la gimnasia. "Te das la rueda, se enreda tu malla, por más que tropiezas siempre caes parada, un chico que explota en medio de la cancha". Una vez más, la gimnasia es la excusa. Entrenas, entrenas, entrenas, y la cagas cuando no debes cagarla, pero no importa porque entrenaste suficiente como para que no importe, caes parada porque sabes hacerlo. El chico explota y no te das cuenta, qué más da que los cobardes queden atrás si tú lo estás logrando.

Avanzamos a la parte más compleja sin duda alguna, que justo es cuando el video pareciera dar indicios de una violación, pero no es eso. No es un abuso sexual por parte del profesor. Es un abuso emocional nuestro hacia nosotros. El profesor no existe, el profesor es nuestra ambición. En este punto el video entra en perfecta armonía con la canción: "Tapiada tenemos la salida. Los valientes huyen los primeros, hay barricadas rodeando el infierno, no temblamos ni corremos, disfrutamos cómo se expande el fuego", mientras la mano reseca sube por la pierna (no sexualmente, sino en amplia tensión emocional); hay sangre en el fondo mientras un aplauso perverso te mira de frente; jalones, forcejeo, miedo: entrenamiento forzado. El profesor es nuestra ambición empujándonos a hacer lo que no queremos aun cuando más duele, porque es la forma en que no seremos los valientes que huyen primeros por haber ido primeros (porque no hace falta valentía para ser excelente, hace falta ser excelente, y para eso hace falta el entreno). La barricada que rodea el infierno (nuestro infierno), que nos tapia la salida, no es física, es el profesor, es la ambición. Nos forzamos a nosotros mismos porque queremos llegar allí. Los ojos vendados son el punto de perfección que hace nos distingue, son la clave para la excelencia. No puedo entrenar como todos los demás si pretendo ser excelente.

Llegados al final tenemos una exhibición excelente. Papelitos en el aire, la gloria. Una cara sin expresión, enfocada en lo primordial, y un profesor (ambición) que se tapa la cara al principio, pero al final sonríe al fondo mientras mira el producto de la agonía que generó. 

Nos vamos con dos imágenes que cierran el cuadro. Por un lado, un trofeo con seriedad, porque la excelencia no es un punto de alegría sino de orgullo, y el orgullo no se enfrenta con una sonrisa sino con el coraje en el rostro y la frente hacia el cielo. Por otro, el listón que venda los ojos, que cierra la mirada y que nos veda el mundo. Llegada la excelencia ya no se ve nada hacia afuera, ya todo está adentro y ahí se preservará. Lo que bien se aprende nunca se olvida, y no se aprende otra cosa que a ser excelente.

No me gusta esta forma de pensar la excelencia. Tiene falencias que la hacen implotar y que imposibilita, sin necesidad alguna, la excelencia a muchas personas. A estas alturas de la vida deberíamos poder ver que el autosacrificio total no es el único camino, sino uno solo. Pensar la excelencia exclusivamente en estos términos nos obliga a sentir el mundo derrumbarse cuando alguien con talento innato y medianamente cultivado, supera nuestro esfuerzo absoluto solo por el privilegio de nacer en un mundo distinto al propio. Por supuesto que esto no lo hace un mal video. Dentro de la concepción propuesta, es una obra intachable, impecable, y a la fecha, inigualable.

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