Experiencia no laboral

"Aquí dice que su último trabajo fue... ¿Sexador de pollos?"

"Sí".

"Y cómo cree que eso es relevante para el... ¿Para qué puesto está aplicando?"

"Director de ventas internacionales".

"¡Ja! Ahora sí lo vi todo". Barajó un fajo de hojas con sus manos bofas, haciendo como que buscaba algo para perder el tiempo. Yo tuve que esperar paciente, mantener la compostura, no mostrar el más mínimo dejo de haberme sentido ofendido por un idiota.

"Señor", interrumpí cuando vi que no llegaría a nada, "me veo calificado para el puesto no en razón de mis empleos anteriores, sino por mis experiencias".

Soltó las hojas y me miró como si hubiera cometido una insolencia, bajándose los lentes. "¿Perdón?"

"El trabajo de sexador de pollos solo fue una excusa para alejarme de todo por unos años. En ese tiempo pude dedicarme a lo que quise en mis tiempos libres. Aprendí mucho, al menos en lo fundamental. Conocí la madera, el acero, el bronce, la obsidiana. El fuego me dio grandes platillos y me ayudó a dominar a las bestias. Del río obtuve pescado y nuevas rutas. Un auto abandonado fue mi mentor de mecánica y mi compañero hasta hace poco. Un viejo loco me enseñó a curar con hierbas y otro más loco a hacerlo con medicina. A fuerza de conquistar a mi esposa me familiaricé con las bellas letras, y aprendí a ser otro frente a una audiencia cuando faltó un actor a una obra. Descubrí la magia de la madre tierra con el sudor de mis propias manos y conseguí detectar mil plagas distintas. En los últimos meses, en conferencia con el rey de una comarca en donde me confundieron con un traidor llegó hasta mí la noticia de la diplomacia y me enamoré de la idea. Me hice de tantos libros como pude y llegué a dominar lo internacional. Fue en este momento que supe que mi jornada había terminado y que era tiempo de volver con las multitudes y salir del autoexilio. Como me sé dueño de mil artes, he decidido seguir el camino de la última".

El gordo prestó atención en todo momento. Llegados a este punto guardó silencio un rato sin quitarme la mirada de encima, no pudiendo creer que me había creído. "Disculpe usted".

"¿Perdón?"

Se quitó los lentes y secó el sudor de su frente. "Siento que debo ser honesto con usted. Este puesto está amañado, se le asignará al yerno del actual director. Las entrevistas son una simulación para evitar que los accionistas se molesten".

"Entiendo". El silencio enrareció el aire. "Entonces, agradezco su atención y me retiro". Me levanté y caminé hacia la puerta, saboreando la derrota pero sintiéndome agradecido por haber sabido la verdad. Antes de salir me detuvo.

"Disculpe". Regresé la mirada y alcé las cejas. "¿Cómo se sabe el sexo de un pollo?"

"Señor. Eso no me quedó muy claro".

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