El infierno es placer

¿Tú le temes al infierno?, le preguntó ella a él.
Con rostro desencajado, "no sé bien qué responder".
Es que me dijo mi madre, algun día que no recuerdo
que es el temor al infierno el más sucio delator.
Pues quien en al infierno teme al pecado no lo vence
y va por la vida siendo un mocho de lo más peor.

Las caricias son malignas,
el orgasmo es Lucifer,
y al placer nunca se entrega
este aborregado ser.

Si tú temes al infierno
y contigo yo me quedo,
ya me lo advirtió mi madre,
sin una cogida muero.

"Sí le temo, no te miento,
amor mío del mundo entero,
pero el sexo es cosa aparte
muy lejano del infierno".

A ver, ¿si me pongó un strap-on
con un pene bien cosido
y te atoro por detrás
tapándote bien el hocico?

Él se levantó y se fue
asustado por la imagen.
Ella se quedó sentada
alegre de haber notado
que no era más que otro mocho
que no le daría placer.

Ya se lo decía su madre
al infierno no temer,
porque al infierno el pecado
y el pecado es el placer.

Comentarios