El enemigo

A mí no me vengas a hablar de tus enemigos, a mí háblame de tus empatías. Porque no hace falta ver de cerca para notar que te sientes atacado y solo eso. Nadie te ataca. Pareciese que te atacan pero poco hay de eso. Esa persona que te acosa y busca destruirte no trata de hacerte un mal, sino de hacerse un bien. No es tu enemigo, es una persona con un propósito que resulta que te afecta, pero no hace falta decir que es tu enemigo.

A mí no me vengas a hablar de tus enemigos, a mí háblame de tus empatías. Porque en tus empatías te puedes transformar a ti mismo y al mundo, y en tus enemigos solo te encuentras contigo mismo. Contigo mismo sintiéndote oprimido por tu medio y por los que lo conforman. Si vieras que el medio no está en tu contra tal vez serías más ligero. Te liberarías de la imagen del enemigo y aflorarían tus empatías.

A mí no me vengas a hablar de tus enemigos, a mí háblame de tus empatías.

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