Contradicciones

La contradicción es tan mala que es buena (pregunta a quien quieras y te dirá que no debes contradecir). En la contradicción se comunica lo que debe ser comunicado de una forma rítmica y cadente, agradable a los ojos y, en ocasiones, sabrosa para la lengua que lee.

Funciona porque funciona apenas, pero funciona bien. Sirviéndose de la aliteración para marear en primera instancia, obliga una segunda, una tercera, y hasta una cuarta lectura. En ese apenas funcionar, la contradicción comunica el núcleo de lo que comunica, sin desviarse tanto dentro de sus fronteras, pero desviándose muchísimo por fuera. Toma lo que sirve de afuera y lo mete al tema, sacándolo luego de tajo para que funcione sin contaminar.

Contradiciendo se logra dejar algo bien claro, porque vuelve inevitable la reflexión. Contradicción es privar al receptor de la posibilidad de la información digerible. Contradecir no está mal, pero debe hacerse bien: las contradicciones contradictorias no funcionan apenas.

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