Carta para ti

Lo que me hace considerarlo es pensar que no me piensa. Casi como si le importara poco. Pero el hecho es que ya no le importa nada. Aparentemente algunos años no fueron suficientes para lograr hacer una buena impresión en su memoria. Una impresión duradera.

Lo tosco de estas líneas delata mis intenciones. He dejado para otro tiempo los nexos elegantes. El punto y la coma son ahora mis aliados. No puede serlo de otro modo. Pondré uno de ellos a mi vida.

De mal que suena, lo es poco en verdad. Si me conoces, sabes que no he pensado en esto más que con fines literarios. La verdadera intención se ha ocultado, esperando el momento adecuado. Puede ser ahora.

Mi corazón no aguanta ya, quiere salir de aquí. Quiere salir de este cuerpo. Quiere salir de este mundo. Quiere proyectarse al infinito. A un infinito en que ya no puede marchitarse. Opciones no hay muchas, y las que hay son conclusivas.

Puedo dar punto final y despedirme. Puedo detenerme una coma y continuar luego. La primera me libra de todo problema posterior. ¿No sería bueno jamás preocuparme de nuevo? Tal vez, pero no pienso sacrificar una historia.

Por eso usaré la coma y no el punto.

Me dedicaré a cuidar nuestra historia, a procurar que no muera. Al menos no por mi culpa. Ya no le importa y ya la ha olvidado. Pero mientras yo viva, lo hará nuestra historia. No puedo negar que pasó porque no soy así. Elegir el punto sería negarme a mí.


Te pido, pues, que no te preocupes. Yo estaré bien. Algún día estaré de vuelta, y tal vez entonces será tu turno de amarme. Hasta ese momento, me dedicaré a encontrar el modo de preservar su memoria sin que me haga daño, sin que me lastime...

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